Tal vez muchas de ellas fueran materiales y al principio no me interesé en volver la vista atrás y mucho menos pensé en retroceder en mis pasos para poder tomarlas y llevarlas conmigo.
Pensé ¿Qué motivo tengo para llevarlas?
Tal vez, en algunas, era ya tiempo de que quedaran lejos, de que las pasara, que las alejara de mi camino durante el viaje. De otras, me gustaría no hablar. Se que yo no las tiré, ni las solté, sino que cayeron por su propio peso. Durante un trayecto pensé que las iba a llevar conmigo para siempre pero su peso aumentó y aumentó con el pasar del tiempo. Incluso cuando intentas volver para tomarlas y decidir llevarlas contigo, te das cuenta que no puedes. Que debes dejarla allí. Que ya no hay nada que puedas hacer. Piensas que con el tiempo se volveran livianas y podrás volver a cargarlas. Quizás si... como quizás no.
Otras cosas las decidí dejar por mi misma, claro que sin antes darles su buen "ultimo uso" y no me refiero al hecho de abusar del si no de que decido disfrutarlo hasta que mis manos no cargan más con ese peso. Porque éste, ahora pasó a ser parte de mis recuerdos y no de los malos sino de esos que jamás me olvidaré.
Las cosas que más llegan a sorprender durante la caminata son esas en donde me detuve, donde dije...
¿Y ahora que hago?
Cosas que hasta el momento no se hacían visibles, pero resultaban ser las más importantes para seguir. Cuando se encargan de su cometido vuelven a hacerse invisibles a mis ojos porque ya no las necesito. Pero lo importante no era verlas sino saber que estaban y que no pesaban. Que hacían el viaje más fácil.
En este destino hay muchos caminos, hay un solo viajero.
Pero hace días mis ojos se detuvieron en el camino... sentí que mi mochila ya no era tan pesada. Incluso sentí que me la cambiaron por otra. Ésta cambió de color, de forma, de olor.
Estaba llena de hojas blancas.
Ninguna tenía nada para escrbir, por lo que supuse yo debería llenarlas.
Cuando saqué estas, vi que las cosas invisibles estaban allí y al asegurarme de que estaban todas, volvieron a desaparecer. Estaba feliz de ver que aún yo era importante para ellas y de que a pesar de haber cambiado (solo de mochila) ellas habían decidido seguir acompañando.
Me levanté del suelo y cargué mi mochila al hombro con un solo obejitvo por delante: Mi camino.
Pero algo llamó mi atención a unos centimetros de mis piernas. Era la antigua mochila.
Me agaché para buscar las cosas que había dejado adentro. Sin embargo ninguna de estas quizo salir... o al menos ninguna de estas pudo...
Me sentí mal por ellas... me sentía incluso vacía. En el momento pensé que eran importantes.
Las apariencias siempre engañan, al menos, es lo que escucho decir siempre. Me enojé con ellas, incluso hasta el día de hoy lo estoy...
Tal vez me equivocaba, tal vez no. Pero no podía detenerme... el camino llamaba.
Solo me huibera gustado haber podido llevar las dos mochilas, pero el camino era angosto y largo... muy largo...
Me sentí mal, pero me sentí feliz.
Nuevamente las cosas invisibles hacían su aparición para darme su apoyo...
para hacerme recordar... que no estaba sola...
para variar maria antonieta de las nieves victoria anacleta del valle caruso se confundio y firmo en un posteo anterior
ResponderEliminarel de las gomitas
y ya se me termino la inspiracion
fue demasiado gasto de materia gris en pensar el significado de la sigla P.A.J.A.(e)
ya vas a ver pqe la (e)
bueno sin mas
me despido cordialmente
y cuando necesite ladrillos me haces un descuentiyooo..
siempre tuya..
maria antonieta de las nieves victoria anacleta del valle caruso alias vicky =)
Mira cuando vengo a leer esto no??
ResponderEliminarNo me retes, sabes que soy una fiel lectora del blog, soy parte de sunny days tmb, ya me olvidaba jaja, pero siempre me falta esa voz tuya en mi conciencia(?)(o tu msj de txt para que pase jaja)
Me encanto lo que escribiste ahi arriba...
Estaria bueno que sigas compartiendo mas de esas cosas!
Ahora sigo leyendo dale?